Deseosos de llegar a Medellín, embarcamos con la duda de poder sobrepasar las barreras que intentan impedir el avance de la invasión de la planta traída del trópico. Nos espera una ciudad monumental, clásica, medieval, renacentista, sorprendente hija del río. Tenemos que llegar allí.
El descenso integral del río Guadiana en proto-embarcaciones de fibras vegetales Abril-mayo de 2016
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MEDELLÍN, REGRESO AL FUTURO
El río se mostraba ahora como una incógnita, no por sus seres mitológicos sino por la presencia de otros más terrenales, llenos de vitalidad, capaces de dominar el curso, transformarlo y crear dificultades graves si su conquista llega a las conducciones de riego construidas con tanto esfuerzo y dinero.
Acceder al punto de embarque resultaba complicado
Embarcamos con ese temor, ya vimos su capacidad de frenarnos en la etapa de la Sirena y la primera barrera que cortaba el río, un cable de acero con flotadores de plástico de vivo color. Los cantos rodados de las orillas al menos aquí no están cubiertas de sedimentos y nos indican épocas de caudales y fuerzas que permitieron pulirlas.
Comentando el plan de navegación para la jornada
Una buena cobertura vegetal en las orillas, que se llena de estrofas musicales de pequeños pájaros para recordarnos la importancia de las riberas arboladas para la biodiversidad. La suave corriente nos ayuda en el descenso, a nuestro alrededor flotan los jacintos americanos que también se dejan llevar aguas abajo, buscando curiosos el lugar de nacimiento de Hernán Cortés.
Descanso entre restos de camalote
Una nueva barrera en un brazo del río, nos acercamos a ella para valorar si es posible superarla y continuamos por el cauce abierto hasta que la densidad de plantas nos indican que otra barrera interrumpe la madre principal. Vamos apartando camalote con los remos abriendo una trocha hasta llegar al obstáculo; estamos obligados a pasarlo, no es posible recuperar las embarcaciones desde cualquier punto de la orilla, los accesos están limitados a los vados del río, sólo en esos puntos se podrían sacar a tierra.
Inspeccionando una barrera en un brazo del río
Superar ese cable tenso por la presión que ejerce la masa de plantas sobre él, tiene el riesgo de dejarnos atrapados; en la maniobra vamos al agua, esto libera a la enea de nuestro peso y permite pasar las balsas. Realmente el río ha perdido su atractivo y posibilidades para la navegación.
Accediendo a una de las barreras entre camalote
Sabemos que hay gente que lucha contra esta situación. Stop Camalote es una iniciativa ciudadana de los ribereños que ven cómo se deteriora el Guadiana y se resisten a aceptarlo.
Tenemos ahora la noticia, años después, de que ha tenido que intervenir el ejército al que se han sumado voluntarios, extrayendo miles de toneladas, también se llevan gastados ya decenas de millones…
El último puente moderno anterior al imponente de los Austrias
¿Cómo frenar su avance? ¿Y si los esfuerzos fueran dirigidos a depurar las aguas que se vierten al cauce? impidiendo la contaminación en forma de nutrientes que alimenta a la planta, ¿y si la agricultura se fuera convirtiendo poco a poco en sostenible?, sin exceso de abonos, sin devolver al agua sus venenos. ¿Y si la Serena hiciera un pacto de respeto con las sirenas del río que tanto le han dado?
LLegando al molino de Medellín
Tras pasar bajo un puente de hormigón, el río Ortigas se une al Guadiana cuando ya empieza a abrazar a la romana Medellín. De todo su rico patrimonio, el más humilde monumento nos hace de recepción, un pequeño molino que conserva sus piedras, allí nos esperan los responsables de la ciudad que nos da cobijo en sus instalaciones.
El molino , un patrimonio en peligro
Su Parque Arqueológico, dominado por el castillo medieval, nos permitió conocer la secuencia histórica desde que fuera la población pre-romana más importante de Extremadura, relacionada con Tartessos, su fundación anterior a Mérida, su etapa visigoda y sus ajuares de oro, así hasta tres mil años de historia, el sueño de cualquier arqueólogo; allí nos dimos el gusto de sentarnos en la tribuna del teatro que ocupara el cónsul Metello, su fundador y recordamos los yacimientos clásicos recorridos hasta aquí desde los Ojos, conectados todos por el río, todos en pasos estratégicos.
La primera visión de Medellín desde el río, su castillo
Al puente de veinte ojos y cuatrocientos metros de los Austrias, que cubre este vado clave en todos los tiempos, le dedicamos una visita especial, los dos anteriores, el romano y el renacentista los destruyó la fuerza del agua. Hubiéramos querido pasar bajo él navegando, es uno de los más significativos de nuestro viaje, pero le haremos otro homenaje.
La desembocadura del río Ortigas en Guadiana, a los pies de Medellín
Os lo contaremos cuando hayamos reparado de nuevo el fondo de los barcos que empieza a descomponerse y al que dedicamos parte de la noche. Dejadnos descansar un rato.