Hoy llegamos a Badajoz, la capital del río, guiados por expertos que nos descubren a una gran desconocida. El Guadiana se deja querer aquí, pero como pasa en todas las ciudades casadas con ríos la relación es compleja. No se puede pasar por ella sin llenarse de historias y sentimientos.
El descenso integral del río Guadiana en proto-embarcaciones de fibras vegetales Abril-mayo de 2016
El río va ahora a acariciar, con las aguas que todavía le quedan, a una ciudad que es la referencia del río al menos para los que viven aguas abajo, pues el Guadiana se identifica con Badajoz y la fertilidad con sus vegas.
Nuestro cámara y guía en Badajoz
Desde Lobón el río sigue siendo imposible de navegar para nuestros barcos primitivos, al mínimo caudal se le añaden cortes, badenes, canteras de extracción de arenas que no dudan en cortar un río desfigurado para sacar materiales para la construcción, al que sin embargo se siguen asomando villas romanas y ríos y arroyos que quieren llegar a su destino, pero ni el Alcazaba, ni el Guerrero, ni el Gévora ya a las puertas de la capital, consiguen proporcionarle un caudal suficiente que refresque y oxigene unas aguas que van cálidas y cargadas de nutrientes, verdes de algas y camalote.
La Alcazaba de Badajoz recibe a los navegantes
A esa ciudad, tan desconocida para muchos, debíamos entrar navegando, cruzar bajo sus puentes con tanta historia como la propia población de frontera; era también un compromiso con los miembros de la expedición que viven aquí, de modo que buscamos un lugar ya próximo, accesible al coche menos potente que había sustituido al todoterreno varado aún en Mérida, y allí nos hicimos al agua, con el Fuerte de San Cristóbal en la margen derecha y la Alcazaba en la izquierda ya a la vista en el horizonte, como los guardianes de piedra de la ciudad. Está próxima la frontera y eso se refleja tanto en su estructura como en el sentir de sus gentes.
El famoso Puente de Palmas con los ojos de buey abiertos tras las riadas del siglo XIX Llegando al Puente de Palmas tras pasar bajo la Alcazaba y el Puente de la Autonomía
Bogando lentamente hacia el primer puente, el de la Autonomía, de amplios vanos de hormigón, lo que queremos es llegar al Puente de Palmas, el más antiguo, más de medio kilómetro salvan sus 32 arcos de granito, anclado en su orilla norte en una estructura defensiva, se detiene ante la más monumental de las puertas, la de Palmas, llena de simbolismos y grafitis grabados desde el siglo dieciséis hasta hoy.
Pasando por lo ojos del puente viejo
Y allí estaba, casi escondida entre tantos dibujos y letras, era ella, sin rostro, con cola de pez o culebra, la sirena del Guadiana seguía atenta al devenir del río y de los hombres. Una extraña sensación recorrió nuestra memoria, el mito nos acompaña río abajo.
Próximos ya al embarcadero flotante
Entre éste y el puente de la Universidad, un moderno embarcadero flotante era el lugar de cita con el representante municipal, acogida cariñosa en este flamante Parque Fluvial del Guadiana, vigilado por agentes en bicicleta y con gansos de todos los tamaños y plumajes. Paseos, pesca, navegación, Badajoz se esfuerza por integrar su río, lejanas en el tiempo quedan las aguas revueltas y destructivas, pero también sus barcos, los que transportaban personas, animales y cosas de una orilla a otra.
En el embarcadero Una recepción amigable a la expedición
Esperábamos encontrarlos durmiendo en alguna playa o semihundidos en un viejo embarcadero, los habíamos visto en grabados y fotografías, pero no, ya no estaban, han desaparecido como tantas cosas cuando dejan de tener utilidad y las abandonamos olvidando su valor y sus servicios prestados. Seguiremos buscando, alguien ha tenido que conservar alguno, son extraños y hermosos.
Lo espectacular del Puente Real hace más pequeña aún la embarcación
Por el Badajoz fluvial
El largo Paseo fluvial, tras pasar el airoso Puente Real que apoya su torre de tensores en una frondosa isla como un árbol gigante de hormigón y acero, llega al Club de Piragüismo con más entidad de todos los que conoceremos en el recorrido. Allí acogieron nuestros barcos que encontraron refugio entre los modelos técnicamente más avanzados del mundo del piragüismo de competición, una deferencia que permitió el encuentro de técnicas constructivas y de navegación separadas por siglos, un contraste singular.
Hacia el Puente Real
Recorrimos de la mano de un experto la ciudadela, sus torres y baluartes, jardines y puertas; por la medieval del Capitel, bajamos a la Plaza Alta, hermosa, tranquila, donde nuestros amigos expedicionarios nos obsequiaron con una cena basada en platillos propios del lugar. Encantados estuvimos, era el remate a una atención exquisita en el transitar por su tierra.
Buscando grabados en los muros de la puerta vieja
El nenúfar mexicano, una especie extraña al Guadiana se ha asentado en Badajoz
A las afueras de la ciudad, el Azud del Guadiana mantiene los niveles pero también los sedimentos, una escala para peces quiere reconciliarse con la vida del río que se cubre con las hojas flotantes de los nenúfares, no de los que vimos en las aguas limpias de la Puebla de Don Rodrigo, en los ya lejanos Montes de Toledo, sino otros venidos de tierras cálidas del otro lado del Atlántico, el nenúfar mexicano, tan bello como extraño, un indicador de que algo está cambiando en el río de la vida.