Aguas abajo de las Tablas el río está prácticamente desaparecido y resulta innavegable, los molinos derruidos, las viviendas de pescadores abandonadas, pero debemos seguir; los barcos se transportan por tierra camino de una ciudad nacida del río, una ciudad fantasma ya despoblada, un conjunto arqueológico único de la que fue capital islámica de la Mancha
El descenso integral del río Guadiana en proto-embarcaciones de fibras vegetales Abril-mayo de 2016
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Moaxaja – EN UNA NOCHE MARAVILLOSA
QALAT-RABAH La ciudad del río
Tras la travesía por el río desbordado, Daimiel es la parada y fonda ineludible por su proximidad y por dar su nombre al Parque Nacional, allí queríamos documentar uno de los elementos culturales que habían inspirado la imagen de la expedición y le daba un incentivo de misterio, la búsqueda a lo largo de las poblaciones ribereñas de un ser mitológico, cargado de simbolismo, relacionado con lo oculto y esotérico, quizás también con la brujería de la que hace gala la población
La sirena de Santa María de Daimiel
Y allí estaba, casi oculta a los ojos de la gente, en un capitel altísimo de la bóveda gótica de la nave principal de Santa María, una sirena de doble cola, mostrando libres sus pechos en un lugar sagrado.
Con evidente relación con las lamias, las ninfas de la mitología clásica, se identifican con el flujo dador de vida de los manantiales, seres de extraordinaria belleza que moran en ríos y fuentes y peinan sus largos cabellos con un peine, símbolo que está emparentado con el del barco de remos, mirándose en un espejo.
Alcazaba acuática
Esta sirena manchega sujeta en una mano ese espejo redondo, luna y puerta del alma para entrar en otra dimensión, y en la otra no un peine sino un libro.
Letal por su naturaleza acuática, ahí sigue latente, petrificada, oliendo a inciensos y letanías ¿estará ella sola o encontraremos otras náyades a lo largo del río? Siguiéndonos lo descubriréis a la par que nosotros.
La ciudad de Calatrava
Pero el influjo irresistible de su canto no nos llevará a la perdición y tomamos rumbo de nuevo al río, hacia Flor de Ribera, de nombre tan sugerente, tan poético, que el choque que produce ver su destrucción a la par que la del río, es aún más cruel.
Molino y bodega, aldea de pescadores, lugar de encuentro de cangrejeros, hogar de los Moya y Escuderos, habitado por Manuela y Román ya ancianos, resistiendo entre ruinas, guardando la memoria del lugar con la mente clara y viva hasta el final. Hoy un mastín vela el despoblado, el silencio y la nada.
Navegando en los cereales
Seguimos camino de la antigua ciudad islámica de Qalat Rabah que se distingue ya en la lejanía por su imponente fortaleza.
Situada en una elevación de la margen izquierda del río éste le proporcionaba la defensa y el abastecimiento, pues desde el momento de su fundación por los omeyas, estuvo dotada de sistemas hidráulicos complejos, un foso que la convierte en una auténtica isla y varias corachas, murallas que se adentran en el cauce provistas de ruedas hidráulicas elevadoras que aseguraba el agua a sus habitantes, así como un puerto fluvial protegido entre ellas.
Llegada por tierra al yacimiento Los sistemas hidráulicos de defensa y abastecimiento
Su fundación tiene como fin controlar el vado del Guadiana en el camino de Córdoba a Toledo, por lo que se convierte en una plaza clave, conquistada, abandonada, vuelta a ocupar y reconquistar, según los resultados de los avances y retrocesos en esta tierra de frontera, su defensa por frailes soldados dio origen a la primera orden de caballería hispana, tomando el nombre de la ciudad, la Orden de Calatrava, desde entonces perceptores de las rentas que proporcionaba el río fueran de molinos o pesca, de leña, pastos o caza.
La cruz de flores de lis de Calatrava
Defendida y abastecida por el río que tenía en este tramo un carácter pantanoso, las tablas de Calatrava, las aguas estancadas en los estiajes propiciaban molestias y enfermedades por lo que su abandono fue definitivo cuando la frontera se desplazó al sur, adquiriendo el apelativo de la Vieja.
Defendida por los pantanos del Guadiana
La visita de este conjunto arqueológico, de los más destacados de la Edad Media hispana, nos iba a proporcionar un descubrimiento inesperado, no era la torre del agua, ni los aljibes, ni las puertas en recodo, ni tan siquiera el arco triunfal o la iglesia, la sorpresa fueron los grafitos arañados por los prisioneros en las paredes, en la obscuridad de la mazmorra, de barcos de remos y vela, con añoranzas de mar, el mismo sueño que nos guiaba a nosotros.
Localizando los grabados de barcos Barcos de vela en el Guadana
¿Dónde encontraremos al fin agua navegable? Posiblemente en los Baños del Emperador, en los Hervideros, quizá allí el agua siga brotando adornada de burbujas de gases venenosos, reclamando el cauce y la ribera.